Actualmente estoy leyendo un
clásico de Ciencia-Ficción (a la que soy muy aficionado) de
Ursula K Le Guin: The Dispossessed.
Este libro consituye una de las más famosas utopías anarquistas modernas, si bien no tiene nada que ver con el
ancap puesto que no apoya la propiedad privada. Es una historia sobre dos planetas que giran uno en torno al otro: en uno de ellos,
Urras, el sistema vigente es el capitalismo exacerbado y en el otro,
Anarres, existe una anarquía pura y dura.
Los habitantes de Anarres son antiguos habitantes de Urras que se "fugaron" del planeta para fundar colonias lejos de los capitalistas. En Anarres, para incentivar el trabajo, utilizan una especie de "reconociemiento/rechazo social" que la verdad no sé si funcionaría (siempre hay gente con poca vergüenza que se quiere aprovechar de cualquier sistema). El protagonista es un físico anarquista (
Shevek) de Anarres que viaje a Urras para dar con la gran teoría unificadora.
El problema es que Urras es inmensamente rico y Anarres es un planeta yermo.
Uno de los párrafos del líbro me ha gustado en especial porque plantea preguntas sobre la relación de los seres humanos con sus propiedades:
Algo sombrío giró en la mente de Shevek, oscureciéndolo todo. Tenía la boca seca. Vació la copa que el camarero acababa de llenarle.
—No sé —dijo. Sentía la lengua casi paralizada—. No. No es maravilloso. Es un mundo feo. No se parece a éste. Anarres es todo polvo y colinas secas. Todo estéril, todo seco. Y la gente no es hermosa. Tienen manos y pies grandes, como yo y como este camarero. Pero no grandes vientres. Se ensucian mucho, y se bañan juntos, nadie aquí lo hace. Las ciudades son muy pequeñas e insignificantes, son tristes. No hay palacios. La vida es opaca, y el trabajo duro. Uno nunca puede tener lo que quiere, y ni siquiera lo que necesita, porque no hay para todos. Ustedes los urrasti tienen suficiente para todos. Aire suficiente, lluvia suficiente, pastos, océanos, alimentos, música, edificios, fábricas, máquinas, libros, ropas, historia. Ustedes son ricos, nosotros pobres. Ustedes tienen, nosotros no tenemos. Todo es hermoso aquí. Menos las caras. En Anarres nada es hermoso, nada excepto las caras. Las otras caras, los hombres y las mujeres. Nosotros no tenemos nada más. Aquí uno ve las joyas, allí uno ve los ojos. Y en los ojos ve el esplendor, el esplendor del espíritu humano. Porque nuestros hombres y mujeres son libres. Y ustedes los poseedores son poseídos. Viven todos en una cárcel. Cada uno a solas, solitario, con el montón de lo que posee. Viven en una cárcel y mueren en una cárcel. Eso veo en los ojos de ustedes... el muro, ¡el muro!
Todos lo estaban mirando.
Shevek oía el sonido de su propia voz todavía vibrando en el silencio, le escocían las orejas. La oscuridad, la tiniebla, volvió a moverse dentro de él.
¿Acaso no son más felices los ascetas o los monjes? Quizás en vez de buscar riqueza para todos (cosa que parece muy difícil) deberíamos buscar riqueza espiritual (que además es más barata) o desapego al mundo material.
¿Alguien se apunta?