miércoles, 2 de enero de 2008

Cultura Comercial



Es muy difícil encontrar en el mundo de la cultura, especialmente en España, a alguien que no piense que es de Justicia que el Estado quite a algunos para dárselo a otros, sobre todo si es a ellos. De hecho no conciben que la fuente de financiación de la Opera, el Teatro, la Música, la Pintura.. pueda ser tan sólo el dinero que aficionados y entusiastas pagan por disfrutar del arte. Ven como algo mercenario y rastrero someter la Cultura al arbitrio del veleidoso consumidor. Tanto les repugna la idea, que están dispuestos a convertirse en payasos de la Corte, prefiriendo someterse a los gobernantes que a los consumidores o mecenas.

Sin embargo, no tiene por que ser así. Los mayores florecimientos culturales siempre han sido fruto de urbes comerciales creadoras de riqueza y deseosas de gastarla a manos llenas en lo más sublime o lo más ostentoso. Desde Atenas hasta Florencia, desde Viena a Amsterdam, el Arte y el Comercio, la Cultura y el Mercado son buenos amantes.

Desde Shakespeare a Mozart, pasando por Dickens y Michelangello Mercurio fue siempre mejor musa que Jupiter.

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