miércoles, 30 de abril de 2008

Hipocresía, pero ya estamos acostumbrados...



Quien confíe en el Estado para ayudar a las minorías, para perseguir la discriminación o para tratar equitativamente a los indefensos debería pensárselo dos veces y tener en cuenta que a menudo es la mayor fuente de injusticias. Pero claro, no hay que medir a nuestros sabios y gloriosos líderes con el mismo rasero que a las empresas o particulares... Ni siquiera hay que juzgar igual a los particulares si trabajan para la Cosa Pública (En este caso más bien Cosa Nostra).
Por si no estaba suficientemente claro: Los presidentes, alcaldes, senadores, gobernadores... pueden fumar lo que quieran, esnifar o irse de putas. Pero ¡Hay de tí si te pillan incumpliendo la ley del botellón o dándole a tu hijo una cerveza! No es por nada que el 80% de la población penitenciaria está entre rejas por asuntos de drogas.

No hay comentarios: