Pero, ¿habría suficiente oro?
Juan Ramón Rallo responde a una de las objecciones más comunes, y a la vez ridícula, que se suele plantear al patrón oro.
Los detractores del patrón oro creen ir cargados de razones. Son numerosos los motivos por los que se oponen a semejante bárbara reliquia, aunque ninguno tan potente como la sensación de modernidad y cientificidad que les embarga al creer superado el medio de pago y el depósito de valor que Occidente utilizó durante milenios. A renglón seguido, eso sí, una de las críticas más populares es que no hay suficiente oro en el planeta para acompasar el crecimiento mundial: la cantidad de dinero, se nos dice, debe crecer al mismo ritmo que la producción de bienes y servicios; eso pudo lograrse con dificultades en el s. XIX, pero sería inviable en el s. XXI.
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