domingo, 13 de mayo de 2012

El 15M y la Servidumbre Voluntaria


Cada vez estoy más indignado con los indignados. Por un lado se percibe la ilusión y las ganas de hacer algo, de actuar y de cambiar el mundo, de impulsar grandes reformas y regeneración. Por el otro sólo se ve a una muchedumbre descoordinado y heterogénea sin ningún tipo de plan ni objetivo, cuya acción política se podría resumir en un verbo: quejarse.

Y no está mal quejarse. Prefiero mil veces a un pueblo que se queje, que exija y que proteste a uno que sufra apático los desmanes y abusos del poder. Pero la cosa no debe quedarse ahí. Suplicar y pedir es de siervos. El Pueblo soberano tiene en su mano actuar, no sólo mediante la acción política y electoral (¿Dónde están las iniciativas legislativas populares del 15-M?), sino también a través de la acción legal, de la creación de iniciativas educativas, empresariales y de todo tipo que sirven para cambiar el mundo sin pedir permiso.

Claro que eso puede ser complicado, porque así como el mínimo denominador común, la indignación, está… en cuanto se pasa a propuestas concretas inmediatamente esa masa crítica y ese consenso se esfuma. No hay más que ver la lista de propuestas y peticiones del 15-M en materia económica: Propuestas ciudadanas recogidas en buzones en Sol.

Es un ejercicio interesante ver cuantas de ellas son mutuamente excluyentes.

Pedir es gratis, pero también lo es para los políticos prometer.

Actuar cuesta, pero por otro lado hay tan poca gente dispuesta a actuar que un pequeño número con las ideas claras puede hacer mucho. No hace falta ser el 99%, ni siquiera el 50%. Las revoluciones, ya sean tecnológicas o políticas, siempre las desencadenan unos pocos, y luego la masa se sube al carro. En palabras de Samuel Adams:

“It does not take a majority to prevail... but rather an irate, tireless minority, keen on setting brushfires of freedom in the minds of men.”

Como bien explicó Étienne de la Boétie en su “Discurso sobre la Servidumbre Voluntaria”, el pueblo oprimido generalmente es cómplice de su opresión, ya que los gobernantes son una minúscula minoría que necesita, no sólo la obediencia pasiva, sino la cooperación activa de sus súbditos. Necesitan que las vacas se ordeñen solas. Cuando se entiende esto, basta con un poco de desobediencia pacífica como la de Ghandi para conseguir grandes cambios. ¡Si ya están los juzgados y las cárceles en España colapsadas! ¿Cómo iban a poder reaccionar contra 10.000 o 100.000 personas que de manera pública y coordinada realizasen un acto pacífico de insumisión? Si encima ese acto ni siquiera fuese ilegal, como no lo son los boicots…

Entre las quejas más frecuentes y las pancartas más comunes en Sol estaban las que atacaban a los bancos. ¿Qué impide a 5.000 o 10.000 de los centenares de miles de indignados hacer un boicot o comenzar a usar alternativas al sistema financiero actual? Hay muchas alternativas, pero yo recomiendo que le echen un vistazo a Bitcoin (es gratis), que esta diseñado desde el principio para que sea imposible controlar de forma centralizada por bancos o gobiernos.




Para los que prefieran algo más tradicional, se han organizado mercados locales utilizando monedas alternativas en muchos lugares. Tan sólo hace falta copiar un modelo con éxito, cómo el de la AOCS, que además al usar oro, plata y cobre previene contra la sobreemisión de moneda.

En cualquier caso, es mejor actuar que quejarse, aunque también requiere mayor esfuerzo.


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