miércoles, 22 de febrero de 2012

EL UNIVERSO INCLINADO

     Las nubes difuminan la luz del amanecer, la brisa es fría, pero no cortante, de unos 15 nudos, entrando por la aleta de estribor, y la burra -así llamamos a nuestro barco, un Oyster de 55 pies de eslora- anda bien, a unos siete u ocho nudos con todo el trapo, la mayor, la génova y la trinqueta empujando.

     Y mientras, la inmensidad del mar te abstrae, puedes mirar al infinito sin esfuerzo. A proa, al punto por dónde se supone entrará nuestro destino, aún no decidido; a popa, dónde quedó el lugar de partida, o a cualquier otro punto del horizonte dónde la única diferencia la hace la luz cambiante según pasan las horas. Los únicos sonidos… el mar rompiendo contra el casco y el viento incesante.

     Pero a pesar de la inmensidad del mar, todo se reduce a una circunferencia de agua con el horizonte de límite, dónde el centro siempre es el barco. Se trata de un universo particular, dónde periódicamente te visitan el Sol y la Luna y más esporádicamente nubes y estrellas, o criaturas tan diferentes como algas, gaviotas, ballenas y tortugas. El viento empuja nuestro pequeño islote, nuestro cobijo, nuestra vida y nos ladea dándonos otra perspectiva del mundo. Te puedes sentir como el principito de Saint-Exupéry en su pequeño planeta. Es tu circunferencia.
    
   
  Lo mejor de esta circunferencia son las diferencias con lo que llamamos mundo real o civilizado. Aquí escapas a esclavitudes como el teléfono, la televisión o el tráfico. También es maravillosa la quietud y tranquilidad que puedes llegar a sentir, perfecta para meditar, rezar y reflexionar, cosas que a veces es difícil, si no imposible realizar en las grandes ciudades.

     Por supuesto que tiene sus desventajas, pero están más relacionados con la comodidad que otra cosa, como la dureza del medio, el frío y la humedad que si se plantean de la manera correcta pueden incluso constituir un incentivo más. Así es la vida, puro desafío.


    Por todo esto creemos que, quitando a las personas con tendencia al mareo, la estancia en su justa medida en el universo circular es una maravillosa terapia para todos. Ayudará a quitar tensiones, a ver las cosas con otro punto de vista y de manera más clara, a dar la importancia justa a cada cosa y en definitiva volver a la realidad cotidiana de manera renovada.



     Todo el mundo debería cada cierto tiempo hacer una visita a este maravilloso mundo, para mejorar su vida. Pero por desgracia, cuando quién nos hace la visita es la Tierra civilizada, acaba nuestro pequeño universo, nuestro universo inclinado.
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